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viernes, 29 de enero de 2021

Hay Anexos "Que No Rescatan Someten"


                 

Prevenir es la capacidad-serenidad, para detener a tiempo una desgracia, un daño, un irremediable perjuicio en los seres que están en la edad de conocer, experimentar y codearse con personas que pueden inducir a  niños, niñas y adolescentes  al mundo de la toxicidad; todo estupefaciente  conlleva al deterioro de los valores, del propio ser  terminando por  destruirles. 

La drogadicción es la causa  por la cual se les  rechaza, se les margina y discrimina, dejándoles en un terreno pantanoso del que difícilmente más no imposible. Podremos  rescatarles;  esto sucede en la mayoría de los casos, cuando los tutores no tocamos lo emocional;  la atención es escasa;  la falta de interés en lo que a las hijas/hijos  les puede gustar, por no darles el apoyo en lo que prefieren: deporte, arte, amistades…  pero fundamentalmente,  por no darle lo que como persona, como ser humano tiene derecho a la  familia, al amor y al respeto.

Como tutores  no tenemos claro que nuestros hijas/hijos son personas.  Normalmente los vemos como imprudentes, desordenados, irrespetuosos pocas veces les dedicamos una  mirada atenta y presta para atenderles, escucharles, saber qué es lo que piensan, cuáles son sus intereses, y muchas veces por el contrario les juzgamos a ciegas 

Qué lleva a jóvenes a tomar una probada, una y ya, sólo ahora… esas palabras  se pueden  convertir en  la frase del día a día.

La familia luego entra en la búsqueda de  una clínica de rehabilitación o tal vez sólo se  pueda acceder a un anexo.

Es obvio que ninguna rehabilitación es algo fácil, ni  que se supere de un día para otro, ni tampoco que en tal o cual  lugar sea más  llevadero.

Lo que sí sé es lo que he oído:  que hay clínicas que dan mejor atención, cuidados y servicios, más son inalcanzables, para las personas de escasos recursos.

Pero… 

¿Qué pasa en un anexo?


De las personas que he escuchado, lo que viven  en un ANEXO,  no les ha ido bien,  No hasta el día de hoy, tristemente no.

Por el contrario,  comentarios de personas que han vivido esa experiencia expresan cosas que nadie debería vivir.

El lugar es sombrío, sucio y maloliente su cuerpo padece violaciones, acusan golpes, malos tratos, alimentos” racionados

En lo emocional se les amenaza y maltrata.


Más de una persona ha huido, buscando lo que su cuerpo les exige y otras han escapado buscando… tal vez una oportunidad, una oportunidad más y las que sean necesarias, las primeras veces acuden al seno familiar  tratando de encontrar auxilio, siendo las más de las veces la familia fue la que les interno para una rehabilitación, en muchas ocasiones se les lleva con mentiras. y no los familiares, no son culpables  la familia no sabe lo que ahí sucede, toman acción confiando que su ser querido se recupere, y quizás hasta crean que lo que les relatan no es cierto.

Pero si más de una persona internada,   habla de lo mismo no pueden estar mintiendo…  Debe ser que dicen lo que realmente viven y lo mal que la pasan, que además de la abstinencia el daño que les causan se ve multiplicado por la situación.

Otras ocasiones huyen y ya no regresan a casa, ahora se esconden de su familia y la autoridad.

No me imagino el miedo que puedan pasar por no saber a dónde ir, pero si tener claro dónde no quieren estar.

Si ahora dónde sea que se encuentren sus ojos no quieren cruzarse con personas conocidas


¿Con quién se van a refugiar?,  ¿A quién van a

recurrir?, ¿Qué les espera?, ¿Qué hacer como familiares?, ¿A dónde sí?, ¿Quién tiene otra opinión?, ¿Quién te ayudó?, 

¿De dónde tomaste esa esperanza para una última oportunidad?

Tu testimonio podría ayudar



Sería deseable que el gobierno  abra espacios que tengan la capacidad para atender con trato humano a quienes lo necesiten.


Tema de: depresión

#miinstagram♡


miércoles, 27 de enero de 2021

Fraternidad

Vamos a hacerlo⚒,  

Vamos a brillar💫☀️,  

Vamos a lograrlo❤, 

Vamos a multiplicar♾

Vamos a crear🐝,  

Vamos todas por todas, todos por todos♡

#miinstagram♡ 

#mifacebook♡

martes, 26 de enero de 2021

Vueltas al Sol y Multiplicadas Estaciones


He vivido 48 benditos inviernos, coloridas primaveras, varios veranos gélidos y otoños pletóricos, algunas canas que se distinguen en mi melena oscura, con un cuerpo perfecto, sano y maravillosamente funcional.

 


Eternamente agradecida con el cielo que me manda tanto amor y una bella familia, agradecida por los días que se presentan cada mañana en mi ventana, agradecida por el canto de las aves, agradecida con la naturaleza tan magnífica, agradecida porque hoy tengo historias y experiencias para recordar y platicar.

 

Satisfecha de mi vida porque yo la he construido y segundo a segundo he elegido ser quien soy, porque igual que tú en la vida he caído, sí, muchas veces y me he levantado tantas más, porque de las situaciones tomo sólo lo que me corresponde y dejo a cada quién la responsabilidad que le pertenece.

  

Hoy por hoy, me siento afortunada por seguir aquí con el gran deseo de ir avanti, siempre más fuerte, también dispuesta a reconocer mis miedos y hacerles frente, consciente que no siempre puedo con todo, pero sin dejarme abatir por eso, creyendo que puedo cambiar no al mundo pero sí a mí misma, a mi paso y a mi tiempo; de esto trata mi vida de forjar mi juicio para crecer, para crear,  para creer pero por sobretodo para ser.

 

Elijo vivir feliz, porque tengo la serenidad un regalo que me han dado los años. Evidentemente como humana tengo fallas ya de algunas he aprendido, ahora vivo sin rencores ni resentimientos para gozar en plenitud y así lograr conquistar mis más grandes anhelos♡

 

Hoy, antes y después de todo una oración. 



          Cuéntame ¿Cómo es tu existencia? 



#instagram♡

domingo, 24 de enero de 2021

Aquella infancia en 1975

 



Tenían una chocita blanca de adobe, la entrada se hallaba bajo un tejaban de láminas, en el techo, gallos y palomas figuraban como parte del cielo,  sus puertas sonaban al abrirse por sus bisagras ya oxidadas,  siempre llegábamos con un detalle, decía mi papá que “no debíamos llegar nomás con la nariz por delante” (era importante llevarles algo) a  mí, mi mamá me daba flores y al entregarlas debía dar un beso en la mano. El piso de la choza,  era de tierra aplanada por el paso del tiempo, para barrerlo traíamos un tepalcate con agua y hacíamos una cuenca con la mano para atrapar agua y regarla.  No tenían sala, sus sillas tejidas de palma eran las protagonistas de su rústico interior,  sobre una de las paredes colgaban unas astas de venado que sostenían los sombreros del padrino y ahí mismo, mecidas por el viento, estaban enlazadas las mantellinas de mi madrina, en la otra pared fotos a blanco y negro con rostros serios, destacaban en marcos anchos de color dorado.

Su cocina la encontrábamos siempre decorada por cazuelas de barro, algunos vasos, que antes fueron veladoras ahora lucían transparentes listos para tomar agua fresca del cántaro;  cucharas, cucharones,  sartenes de peltre colgados, pocillos despostillados sobre la mesa cubierta por un mantel de tela bordado a mano, protegido con un plástico transparente, para evitar manchas de tizne, ya que  no había estufa, una hornilla atizada con leña daba un sabor muy peculiar a la comida.

En las habitaciones había camas altas,  sus colchas elaboradas en tela de terlenca, estaban bordadas con algunas aves o flores y al borde  tenían una orilla de olan, que hacía juego con las cortinas, además un ropero y una cómoda  decorada con una carpeta tejida de estambre y un espejo que se  había deteriorado al transcurrir  de los años, reflejaba el reverso de un portarretrato del día de su boda, cajones y grandes puertas guardaban la ropa que olía a naftalina. 

Por fuera estaba el escusado era un cuarto hecho con pedazos de lámina de cartón.

La choza  estaba a la orilla de un río, de agua transparente, allí sobre una piedra alisada por la misma corriente de agua hacía a la vez de lavadero y  en un espacio que parecía acondicionado para postrarse, se ponía la madrina a lavar la ropa de la familia, tomaba los pantalones, los untaba con jabón y los apaleaba contra la piedra mientras el curso del agua hacía desaparecer la espuma, ya con el montón de trapos lavados el tendido lo hacía sobre un mecate atado de un árbol a otro.   


El río  corría con fuerza,  mas no tanta para causar daño o crear ausencias  familiares; en verano su temperatura invitaba a disfrutar las tibias aguas, dejábamos caer el cuerpo o caminábamos con tiento posando nuestros pies, sobre sus piedras que se transparentaban,  nos  desplomábamos soltándonos de una soga  amarrada  de una higuera, seguida por más árboles que parecían hilarse en sus orillas, el sol inmenso y radiante traspasaba las ramas haciendo ver sus hojas centellantes.

Se escuchaban las ranas, los grillos y el trinar de los pájaros, las abejas y mariposas se perdían en la inmensidad, se divisaban ardillas escalando troncos, a su alrededor se contemplaban caballos, vacas, becerros, perros ladrando, y aves aleteando, reflejándose  distorsionadas en la corriente, las gallinas, guajolotes y las patas perseguidas por sus patitos formaban parte de un paisaje divino, natural y sereno, cubierto de verde con flores silvestres, llenos de bichos e insectos y tierra, tierra que con la lluvia se conjugaba en un inolvidable y nostálgico aroma a petricor


El  inmenso cielo azul, por las noches despejadas del campo, regalaba una bello escenario  en todo alrededor, con arbustos y luciérnagas, con la luna y el infinito colmado de estrellas embellecía nuestra fogata.

Así eran las visitas con la madrina y el padrino al rancho los fines de semana. 


¿Tú cómo viviste tu infancia?



viernes, 22 de enero de 2021

El día que la vida se me acabe

El  día que la vida se me acabe, en cualquier circunstancia… 

quiero compartirles que viven en mí todos los instantes, 

que he aprendido a experimentar de manera intensa

cada momento vivido. 

Que incluso cuando estoy sola me siento acompañada 

que cada momento está en mi memoria

 

Que me emociona haber causado alegría 

y que me aflige haber ocasionado penas, 

que amé con la vida, amé con ternura  

y amé también con vehemencia, 

que me he perdonado y que igualmente

solicito mil perdones, por las diferencias e indiferencias

 

Si por la situación que actualmente sufrimos (COVID 19) 

en la que yo me cuido, y cuido a quienes me rodean, 

llegará a contraer el virus mantendré mi distancia, 

y porque les amo no permitiría que alguien se quiera acercar.

 

Pueden tener la seguridad que aun encontrándome en una

sala vacía y fría, estarán conmigo y sentiré la calidez de las veces que nos tomamos de la mano,   

de los abrazos que nos dimos, de las palabras

que nos dedicamos,  

de las llamadas que nos hicimos, de los

mensajes que nos dejamos,

de las recetas de cocina que me pedías,

de las veces que conducía y pusimos nuestra

música favorita, 

de los detalles que me regalaste, del llanto

que compartimos, 

de las risas y las carcajadas que

hasta nos dolió la panza.  

 

Todo esto y más estaré viviendo de nuevo

hasta mi último suspiro.

Quédate en paz yo me voy agradecida

por haber vivido"


El duelo duele, lo siento en el cuerpo, en el alma, en todo mi ser 


Fenecer












miércoles, 20 de enero de 2021

Cómo Vives las Ausencias


El silencio que escuchaba cuando aún dormían se ha multiplicado por el resto del día y de los días...

El espacio me  está quedando grande, el arbolito ya no tuvo cartas, ya no anduve a hurtadillas comprando regalos, ni pidiendo bodega de santa para esconderlos y verlas en la mañana de navidad abriendo sus regalos, con la esperanza de encontrar lo que habían pedido, confieso  que algunas veces hubo errores de entrega.



Hoy ya no hay calcomanías pegadas en las puertas,  ya no hay pósters en las paredes, ya no encuentro crayolas bajo las camas,  ya no sé escuchan los "mira mamá me está peleando, me vio  feo, me dijo que soy adoptada",  pero tampoco las risas de sus películas favoritas que ahora veo sola y me pongo nostálgica, ni los juegos, el "yo seguía, eso es mío". Todo eso se ha ido esfumando.


Ya no existe más el  levantarme temprano a cambiarlas como cuando fueron  bebés o  a prepararles  desayuno, ya no hay casas de campaña en sus recamaras, ya se acabaron los estudios acompañados con música de Tchaikovsky, Mozart,  Beethoven,  Chopin, Bach, Vivaldi… ya  no las veo disfrazarse,  ya no juegan a la escolta,  ya no soy más el reloj que las levantaba por las mañanas, ya se me acabó mi tiempo de peinados  escolares, de come bien, de ¿llevas todo? Muy pocas veces coinciden las 4 y pueden estar en mi cama como cuando eran pequeñas. 


Sí, los días pasan y sólo retornan los recuerdos; si están en otra ciudad, en otro país o en su casa, ahora escucharlas y saber que me piensan, que ya quieren venir a casa y que me extrañan es mi realidad, mi  nueva etapa;  ya se han acabado las  prisas, las fiestas  sorpresas en las que sus amistades eran mis cómplices,  las invitaciones a casa de sus mejores  amigas, las tareas en equipo, las pijamadas, las vacaciones en las que cargaban con su juguete preferido y el camino era acompañado con sus voces haciendo eco a sus CDS  de moda,  que sólo escuchaban por un corto trayecto, o la pregunta constante "ya casi, ya casi" pero siempre acaban dormidas como hipnotizadas por la línea amarilla de la carretera.


Es reconfortante recibir sus llamadas preguntándome “¿estás bien mamá ?, ¿qué pasa má necesitas algo?”  la mayoría de las veces no mi amor gracias, es mi respuesta; otras “mamá sabes que si necesitas puedo ir por ti, mamá te preparé un pie/pay, ma te traje una paleta, un agua, mami te compré una pulsera (con mi dinero la más chica) moms vámonos de viaje, escoge tú los días… mil  gracias, gracias, gracias por recordarme. 


No todo ha sido color rosa muchas discusiones madre e hija (con cada una) en esa etapa entre los 14 y 18 años cuando los permisos no tenían un sí por respuesta, cuando el horario de regreso era "exagerado"; sin embargo  la nobleza de su corazón siempre  ha estado de mi lado venía la reconciliación y estábamos listas para las siguientes… Hasta que por sí mismas comprendían lo que yo hacía y por qué?


En casa mis momentos de quietud son muchos, roth, biscuit y mily (un perro y una perra) me persiguen y se sientan a un lado para ver los dibujos y trabajos escolares ya amarillentos, les pregunto si las extrañan como lo hago yo, solo me voltean a ver♡♡♡♡


Siempre las quise ver crecer,  por supuesto estar a su lado, saber  que ya puedan estar con ellas mismas y sean la una para la otra, es mi satisfacción como mamá.

En retrospectiva como mamá soy mejor abue, mi tiempo no lo lleva el reloj, mi tiempo como abue es infinito y las horas se transforman en risas, en juegos, en historias y cuentos,  en paciencia, en amor y en consentir; gracias, gracias también por esta bella y tierna oportunidad.

Sigue mi página y sé la primer persona en leernos♡

¿Y tú en que etapa te encuentras? (Te leo)

¿Cómo termina tu día?

También Planté Girasoles♡

En el mes de marzo 2020,  guardé todo después de enterarme que a finales de febrero en nuestro México ya había un caso de COVID 19 sólo me quedé con la camiseta bien puesta, decidí  que no me presentaría ya trabajar (trabajo en una empresa no esencial) por mi salud y por  la salud de quienes me rodean.

Tenía muchas preguntas, ¿qué pasará, cuántos días serán, cómo se pondrá, llegará más caos, además  del mundo caórdico que ya conocemos…? y no,  no encontré   las respuestas. 

Tal vez tú te encontraste en la misma situación o tal vez no, tal vez debiste arriesgarte o no habría para comer, para vivir . 

No temas me decía, pero sí tomaba mis debidas precauciones.  

Aproveché el tiempo alimentando mi mente de positivismo, tratando de hacerla  inquebrantable,  de darme conocimiento, hice  con mi cuerpo  lo que siempre dejé para después, rebusqué en mi fortaleza,  me llené de energía y cuidados, y mi  corazón de amor, amor y más amor. 




Tomé  el tiempo que me brindó el universo para reflexionar,  me dediqué a mis  plantas, les quité lo seco, sembré jitomate, jengibre, papaya y naranjos  (los trasplantaré donde puedan crecer), disfruté del cielo por mi balcón, viví la vida de casa que me encanta, gocé la compañía de mi familia, escuché  las risas y discusiones de mis hijas, me tumbé en mi cama, me senté  como sólo en casa puedo hacerlo, pisé las hojas que caen de los árboles,  llamé, escribí, leí y sigo haciéndolo, son de mis  actividades predilectas , eché un vistazo al infinito, a las nubes, escuché el silencio,  el estruendo, mi música favorita, vi películas, me detuve  a observar todo hasta las grietas, también me lamenté  por aquel instante que dejé pasar ahora disponía de tiempo, que no era suficiente,  nada es  el tiempo sin libertad. Medité encontré mi paz y  serenidad.

Me preparé para el día que podríamos regresar y llegó,  el  15 de junio (en mi ciudad) para mí fue como aquel primer día,  ahora con la ventaja que me acompañaba la experiencia.


Espero de nuevo el día de recorrer, de disfrutar una salida al fin,  ver las caritas de la niñez con  el asombro de la fila que forman las hormigas, con   las aves bajando a buscar alimento, canes que van en compañía de sus paseadores, las niñas y niños  jugando y llenando  de alegría  el parque,  las calles  y sin duda alguno que otro berrinche.  Abuelas y abuelos paseando a su paso sonriendo y recordando  las etapas que han vivido.   La juventud  con su peculiar  vocabulario,   con sonrisas estridentes y su mirada fija en las pantallas.  Las madres y padres esperando  a sus crías  bajo la resbaladilla, empujado los columpios, los carritos,  pateando el balón, guardando las piedritas que sus hijas/hijos recogen del parque


Deseo que llegue la  normalidad, deseo que podamos tener una  nueva mentalidad.

Por el bien mío,  por el bien tuyo y de toda la humanidad. 


Llegar al último día del 2020 no fue nada fácil, el año nos trajo duelos, retos, enfrentamientos... sin embargo,  quienes aquí seguimos seguro hemos  aprendido y ahora  valoramos lo que antes no le dábamos  el significado que  merecía. 


Iniciemos cada día del 2021, 2022, 2023... con el perenne anhelo de ser mejores, de amarnos a nosotras(os) mismos y a nuestros semejantes. 


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martes, 19 de enero de 2021

¿es normal sentirse vulnerable? mamááá”

Mi Niña

(Los nombres aquí utilizados no son reales) 

El viernes por la tarde “Andrea” (tiene 17 años) está llorando, se encuentra en una depresión profunda;  yo “María” (soy su mamá), le pregunto:  “¿Por qué lloras hija? bueno si quieres  llorar y  te hace bien, hazlo, otra vez llorando, ay no ya cambia la música, deja de ver lo que te pone triste"...  no entiendo lo que pasa,  no sé, y no comprendo  qué  es lo que Andrea vive en su mente, ignoro que  le produce el llanto;   no alcanzo a dimensionar lo que experimenta, lo que mi  hija sufre, la ansiedad que siente,  el miedo, el caos  y la desesperación que deshacen su vida …

“Luis” (es el hermano mayor) me dice mamá “Andrea está mal, está deprimida"; y nos ponemos de acuerdo para hacer una cita, es urgente la atención psicológica, por fin una fecha: el miércoles para el primer encuentro.


Cuándo es que se transita y pasas el límite de pensar, creer, sentir y ver lo que no es, que no eres lo que el espejo te muestra, que tu mente te engaña, que en realidad te ves diferente, cuándo es que tu cuerpo se convierte en lo que no quieres, en lo que no aceptas y en lo que no amas... 

Durante la visita con el psicólogo: a Andrea no le simpatizó le cayó mal, porque le recomienda que coma que se nutra y es justo lo que no quiere. 

Después de la consulta con el psicólogo, seguimos las indicaciones acudiremos  a la nutrióloga Nara,  el sábado por la mañana, la especialista entendió muy bien la situación y después de una plática le hizo un menú adecuado,  Andrea-  dijo que lo haría si eran menos de 900  calorías, la nutrióloga no le dijo con exactitud pero si le mencionó que no pasaban de 1100, lo que pareció conformarla, aceptó el menú (de dientes para afuera) y dijo que lo haría, Nara le dijo que confiaba en la palabra de las personas.

  

Dejé pasar el domingo y el lunes Andrea y yo  a surtir la despensa y complementar el menú.

Todo estaba transcurriendo  “normal”  hasta ayer martes  (apenas dos días) y entonces, por alguna razón insignificante de un instante a otro se  desató un conflicto entre las dos, que estalló en un caos, “porque no la apoyo, porque yo la obligo a comer, porque, porque, porque…”  todas las razones que no le gustan, todas las razones que no acepta, nos fuimos a discutir hasta tiempo  atrás y el actual y en ese momento fue cuando por primera vez le oí decir  que “prefiere morirse, porque comer es un castigo, porque comer la hace verse panzona, gorda y la hace sentirse mal,   que quiere pesar 44 kg (actualmente pesa 46) que ese sería su peso ideal, que prefiere morirse a estar gorda”. 

¿Cómo me sentí? No sé si peor que ella o igual, no sabía qué hacer, sólo mis ojos reaccionaron, sus palabras me retumbaron en los oídos,  mi mente se cerró y mi corazón pareció pararse por el sufrimiento  que veía en mi niña.


Transcurrieron días “normales” hasta el jueves 12 de  nuevo crisis.

Entró a mí recamara devastada,  llorando su cuerpo expresaba lo que aún no  me decía... doblándose hacia abajo,  se tallaba sus piernas y me decía “no puedooo mamááá de verdad no puedooo, ayúdameee”  

A “Andrea” siempre la vi fuerte, decidida y determinada, verla así  rompió mi corazón, nunca ni por atisbo paso por mi mente que sucediera algo así  y sin embargo  ahí estaba,   mi niña, la veía  caer,  escuchando sus palabras, su tono y su agonía, me derribaba a mí también,  la sostengo con la fuerza exigua que me resta y la abrazo. 

Y todo esto se suscitó  porque había “cenado mucho”  esta realidad es dolorosa para quien lo padece y para toda la  familia. El carácter y la fortaleza parecen menguar, pero no puedo, debo estar para ella, cuando lo necesite, para acompañarla en sus crisis, para decirle que la amo cuando cree que nadie la quiere, para estar cuando se sienta sola, estar para ella, para siempre estar.



Es  sábado: tiene cita con su nutrióloga que también la apoya con terapia, su diagnóstico: 

Anorexia y depresión, la debe atender un psiquiatra

Pasa un día y otro y  por algo ocurre de nuevo,  sus palabras  -“no me importa nada, antes me detenía a pensar que quienes me quieren se pondrían triste sí a mi me pasara algo, pero ahora pienso que la tristeza pasa” (aunque no la de ella)  “quiero bajar más kilos” va en 45  pero no se siente satisfecha...  "y no me importa morir, como porque tú  lo preparas y me obligas yo por mi me dejaría MORIR” de nuevo la escucho. 

-”Para mí la comida es un castigo”- la he visto comer con lágrimas en sus   ojos, porque come calorías; odia su estómago y sus brazos.

Si alguien le dice que está flaca, cree que lo dicen por lástima.

Si no le dicen nada, nadie ve “lo que está logrando”.


¿Cómo   cambiar   su   punto   de   vista?

¿Cómo decirle que   se  ve  delgada y  que  lo crea?  Porque es  la verdad

¿Qué  decirle?

Le está desapareciendo el músculo y ella no lo nota por la anorexia,  la veo tan delgada, estamos buscando ayuda, su nutrióloga nos dirigió  con un psiquiatra, para que con medicamento  la apoye y “Andrea” pueda tener algo que la sostenga y     pueda modificar  sus pensamientos.   

Ya es lunes, llamé al psiquiatra y pedí cita para hoy, anhelo  que se ame, que se acepte, y que sea feliz. Le prescriben  una cuarta parte de la tableta por dos días y tomar una mitad después del miércoles, al día jueves, no ha acatado la recomendación de tomar media tableta, porque no puede dormir,  porque le deja un mal sabor…   porque  piensa   que el medicamento la hará subir de peso. 



Miércoles de clases de danza clásica ella entraba hasta las seis pero como su hermano y yo entrabamos a las cinco, la desperté antes de lo que ella había planeado, y dadas las circunstancias se molesto, se quedó en casa de su hermana a esperar su hora de entrada, entre ellas  platicaron de lo que le pasaba y le dijo que ya no me aguantaba, porque le  doy mucho de comer       y  porque la vigilo la realidad es que come una mínima cantidad de lo que debería.  Me angustia,  lloró y también exploto… Yo deseo encontrar la fórmula, la manera de hacer que vuelva a ser la que era.  

Cuando íbamos a casa me dijo “perdón por lo de la tarde”...


No sé desde cuándo? ¿No sé por qué?

Me siento mal, me siento responsable no sé que la orilló ni cómo pasó


Transcurren varios días   parece que avanza, pero  de repente le veo pasos atrás, toma una manzana la muerde, la mastica y no la traga (hace esto sólo para "engañarse")  la  tira.

Todo lo que hacemos siempre acarrea secuelas, algunas veces de vida  o muerte

Y es que en todas las etapas de la vida; así como en la adolescencia la depresión existe y todo les cansa, les enfada, les hace llorar y pocas veces estar bien,  tienen pensamientos que les llevan a destruirse y nuestras acciones no les ayudan a salir de ella porque no tenemos la información.

Un pensamiento les hace  tomar decisiones, de lo  que ya llevan tiempo planeando y basta un día un momento una acción, para acabar con el cansancio y el hartazgo del que ya no  pueden más. 

Una noche antes  me habló y me dijo que se sentía triste, que tenía ganas de llorar, entré a   su recámara y estuve con ella, hablamos, lloramos, nos reímos, y nos cuestionamos el por qué  hacemos cosas que no queremos?

Al poco rato me dijo que ya estaba bien, le recordé que la amo y le recordé también  que podía hablarme siempre que necesite algo.

Un día después...

Abril 27 

Andrea tomó la decisión y dijo que ya no podía más,  tragó  30 tabletas, antes había escrito cartas a cada  miembro de  la familia.

Gracias a que Luis  llegó, se dio cuenta, habló con un médico  y le comentó lo sucedido, él recomendó llevarla de inmediato al hospital, Luis fue a mi habitación y me habló para contarme la situación, de inmediato me cambié y  junto con su papá,  nos  trasladamos  a urgencias.

En el camino  pudo contarnos  la situación, y al llegar al hospital la recibieron, le tomaron sus signos vitales, dijeron que estaban “NORMALES”, que esperamos al primer contacto en otra área de la clínica.

El lugar estaba lleno de personas con sus  rostros afligidos, se escuchaban lamentos  y,  rostros que  tenían esperanzas pero conscientes que podrían       recibir   una noticia fatal.  

Y ahí nos unimos al ambiente,   esperamos, mi niña  lucía    distraída,  con   la         vista perdida, su estado anímico había decaído, sin fuerzas, se sentía desvanecer...

Inesperadamente  (para mí,  que ignoraba los efectos que  tendría) su   quijada empezó a temblar, su cuerpo se retuerce, sus ojos se abren ampliamente,    su llanto  y gritos    estremecen el   área.  El personal no se inmuta, ya lo esperaban.

Llora de dolor, de tristeza, yo no puedo con su fuerza, le cuido su cabeza para que no se haga más daño,  la abrazo, su sentir yo también lo estaba viviendo, las lágrimas me traicionaron,  mis  fuerzas  insuficientes,   no   me  ayudaban   a controlarla.  Recién empezaban las consecuencias del medicamento que ingirió, momento después se acercó un enfermero para aplicarle un sedante, ella alucinando continuaba delirando.

El hospital no cuenta con los recursos materiales ni humanos. Pasan largas horas y la examina  una psiquiatra, otro diagnóstico…

Los episodios no se terminan, y llegan sin una fecha designada, puede ser en lapsos de meses o  semanas, pueden ser leves o controlables, o tan intensos que el cuadro se intensifica con taquicardia, dificultad para respirar, sus manos frías y vómito.

Y dentro de su crisis me dice: “mamá eres muy fuerte, me preocupo por ti, ¿qué sientes, cómo haces para seguir?, yo no puedo más mamá, es difícil respirar, me siento vulnerable, ¿es normal sentirse vulnerable? mamááá”

 

"Al año mueren alrededor de un millón de personas por suicidio

De veinte personas que lo intentan una lo consigue afectando al menos a su familia más cercana" 

Los trastornos como la anorexia, depresión, ansiedad... existen  en muy altos porcentajes de la población, sin distinción etaria, de género o clase social 




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