Fueron Otros Tiempos
Entre paracetamol, loratadina, números telefónicos de pediatras, de afiliación,
hospitalizaciones, raspones, caídas... ropa, artículos personales, juguetes
favoritos y todo lo que debía preparar día a día y en las maletas para cada
viaje, me llevaba varias horas; era (una osadía) como de locura escuchar al
unísono 4 voces con diferentes temas, reclamos, peticiones, acusaciones o un te
amo mama, y así se me ha ido la vida. Dos décadas y un lustro nada más.
Aprendí
a descifrar llantos que eran siempre un llamado para cubrirles alguna necesidad,
intentaba descubrir en sus caritas lo que querían expresar, observaba como sus
manos aprendían nuevas habilidades me llenaba de satisfacción cuando lograban
hacer algo mejor que ayer siempre notable, era imposible que pasara
desapercibido como sus cerebros maduran de acuerdo a su edad.
También me causaba
risa cuando decían "ya puedo sola" y tomaban el vaso y se les iba toda el agua
encima, me encantaba verlas cepillarse su cabello y ponerse su listón (estilo
Matilda), poner música, bailar, usar disfraces, jugar a la escolta, verlas
trepar, correr, andar en patines, en la bicicleta y que llegaran todas llenas de
tierra por resbalarse en la colina del zanjón sobre la tapadera de alguna cubeta
o sobre un trozo de cartón.
Las vi participar en debates, superarse a ellas
mismas, usar un pincel, concursar, manejar con maestría el arco del violín,
avanzar en el dan del tkd, hacer un arco perfecto con su cuerpo, el split en
gimnasia, sus clases en ballet, giros… Sus primeros intentos por maquillarse,
sus primeras salidas solas, desear su "independencia" y ganas de comerse el
mundo, sus deseos de acabar con las reglas de casa, para darse cuenta que en
todo lugar existen.
Me he sentido la mejor mamá al recibir una llamada o un
mensaje para compartirme la alegría de ser aceptadas en su educación superior, decirme que las han aprobado en sus entrevistas de trabajo, escucharlas desde un concierto
con su canción favorita, regalarme una video llamada desde sus estadías, o participarme de un anillo de compromiso, escucharlas dar el sí, transformarme en "abue" con la foto de un ultrasonido.
Viví intensamente cada instante, fui mamá de
tiempo completo por el placer de serlo.
Antes así vivía acompañada siempre
parecía gallina con pollitas, ahora en algunas ocasiones como hoy, viajo sola y
no recuerdo preparar ni siquiera "un mejoralito"
Así reflexiono mientras la
ventanilla del avión me deja escribir con su peculiar sonido y por encima de las
nubes, la memoria me recuerda mi vida, mis días, mis momentos, mis aciertos,
pero también mis errores.
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